EL PATRIMONIO: nuestro compromiso
Nuestro país no tiene un patrimonio arquitectónico muy extenso, principalmente a causa de los terremotos y de la poca conciencia y, por eso mismo, es necesario e imprescindible cuidar y querer aquello que ha logrado sostenerse en pie. Por otra parte, la mantención del patrimonio no ha sido una política para nada permanente en el tiempo, llegando al extremo de demoler inmuebles de gran valor para dar cabida a la “modernidad”.
Palacios, casas de gran valor patrimonial, antiguas casonas de campo suelen tener pisos de baldosas en algunos sectores, traídos de Europa en años de gran bonanza económica. Esos pisos, si han sido tratadas con cariño, a veces están mejor que recién instalados. Es que, las baldosas de cemento, al revés de la mayoría de los materiales de construcción, gozan de una hermosa vejez. Al igual que la buena madera, los años le dan mayor atractivo y dan cuenta de su calidad.
Fabricar las baldosas para la restauración una iglesia, una casona de campo o ciudad, tratando de replicar el diseño y los colores del original, es un desafío interesante. En estos casos es muy gratificante ver en fábrica cómo van cobrando vida estos hermosos revestimientos que pesan. Pesan en historia, pesan en emoción, pesan en significado. Una no puede esperar verlos instalados y devolviendo al espacio patrimonial su dignidad, su hermosura, poniéndose nuevamente al servicio de las personas.
La baldosa que hemos fabricado, al cabo de un tiempo de instalada, ya se mimetizará con el resto. No será un parche, será una más.